Los
principios en la Planeación son muy importantes para poder aplicar cada uno de
los elementos que la forman. Un principio es una proposición que se formula
para que sirva de guía a la acción.
Aunque no
hay dos empresas que sean idénticas, hay ciertos principios comunes a todas
ellas. Sin embargo, su aplicación tiene que variar por necesidad, para
ajustarlos a las circunstancias individuales.
El principio de la Precisión:
Los planes
no deben hacerse con afirmaciones vagas y genéricas, sino con la mayor precisión
posible, porque van a regir acciones concretas. Cuando carecemos de planes precisos,
cualquier negocio no es propiamente tal, sino un juego de azar, una aventura,
ya que, mientras el fin buscado sea impreciso, los medios que coordinemos serán
necesariamente ineficaces, parcial o totalmente.
Siempre
habrá algo que no podrá planearse en los detalles, pero cuando mejor fijemos
los planes, será menor ese campo de lo eventual, con lo que habremos robado
campo a la adivinación. Los planes constituyen un sólido esqueleto sobre el que
pueden calcularse las adaptaciones futuras.
Los cursos
de acción a seguir deben ser precisos, bien definidos, dado que van a seguir
acciones concretas. Mientras que el fin buscado sea impreciso, los medios que
coordinemos serán necesariamente ineficientes. Hay que reducir, en lo posible,
el campo de lo eventual y de la imprevisión y emplear planes tan detallados
como sea conveniente.
El principio de la Flexibilidad:
Dentro de
la precisión, todo plan debe dejar margen para los cambios que surjan en éste,
ya en razón de la parte imprevisible, ya de las circunstancias que hayan variado
después de la previsión. Este principio podrá parecer a primera vista,
contradictorio con el anterior. Pero no lo es. Inflexible es lo que no puede
amoldarse a cambios accidentales; lo rígido; lo que no puede cambiarse de
ningún modo. Flexible, es lo que tiene una dirección básica, pero que permite
pequeñas adaptaciones momentáneas, pudiendo después volver a su dirección inicial.
Todo plan
preciso debe prever, en lo posible, los varios supuestos o cambios que puedan
ocurrir, ya sea fijando máximos y mínimos como una tendencia central entre
ellos, como lo más normal, ya proveyendo de antemano caminos de substitución
para las circunstancias especiales que se presenten, ya estableciendo sistemas
para su rápida revisión.
Flexible,
es lo que tiene una dirección básica, pero que permite pequeñas adaptaciones
momentáneas, pudiendo después volver a su dirección inicial.
El principio de la Unidad :
Los planes
deben ser de tal naturaleza, que pueda decirse que existe uno sólo para cada
función; y todos los que se aplican en la empresa deben estar, de tal modo
coordinados e integrados, que en realidad pueda decirse que existe un solo plan
general. Es evidente que mientras haya planes inconexos para cada función,
habrá contradicción, dudas, etc.
Por ello,
los diversos planes que se aplican en una de las áreas funcionales de la empresa,
deben coordinarse en tal forma, que en un mismo plan puedan encontrarse todas
las normas de acción aplicables. De ahí surge la conveniencia y necesidad de
que todos cooperen en su formación. Si el plan es principio de orden requiere
la unidad de fin, es indiscutible que los planes deben coordinarse jerárquicamente,
hasta formar finalmente uno sólo.
Para el
logro más eficaz de los objetivos de una empresa, así como para obtener el
máximo beneficio, todos los planes que se estén desarrollando en la misma o que
estén por desarrollarse deben consolidarse, apoyarse mutuamente y ser
congruente en sus fines y en sus medios. Si el plan es principio de orden,
requiere la unidad de fin, es indiscutible que los planes deben coordinarse
jerárquicamente, hasta formar finalmente uno solo.
El principio de Factibilidad:
Lo que se
planee debe ser realizable. Es inoperante elaborar planes demasiado ambiciosos
u optimistas que sean imposibles de lograrse. La planeación debe adaptarse a la
realidad y a las condiciones objetivas que actúan en el medio ambiente.
El principio de Compromiso:
La planeación
debe comprender un período en el futuro, necesario para prevenir, mediante una
serie de acciones, el cumplimiento de los compromisos involucrados en una decisión.
Este principio indica que la planeación a largo plazo es la más conveniente
porque asegura que los compromisos de la empresa encajen en el futuro, quedando
tiempo para adaptar mejor sus objetivos y políticas a las tendencias
descubiertas, a los cambios imprevistos.
El proceso
de planear implica contar con los siguientes elementos:
·
Pronóstico de ventas a alcanzar en un período de tiempo.
·
Fijar los resultados deseados u objetivos.
·
Desarrollar estrategias que señalen cómo y cuándo alcanzar
las metas establecidas.
·
Formular presupuestos.
·
Establecer procedimientos.
·
Determinar políticas que orienten a los gerentes en la toma
de decisiones.
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